Cuando pensamos en la palabra “virtuosismo” aplicado a la música, a menudo nos vienen a la mente imágenes de guitarristas realizando proezas técnicas asombrosas: velocidad vertiginosa, arpegios impecables y una complejidad que desafía la física. Músicos como Steve Vai, Jeff Beck, Larry Carlton o el ascendente Matteo Mancuso han sido catalogados como virtuosos debido a su dominio técnico extraordinario.
Sin embargo, Joe Bonamassa, el aclamado maestro del blues-rock, nos invita a cuestionar esta definición estrecha. Para Bonamassa, la verdadera virtud en la ejecución va mucho más allá de la velocidad. Su perspectiva se hace evidente tras el lanzamiento de su álbum tributo, B.B. King’s Summit 100, donde comparte escenario con leyendas intergeneracionales como Buddy Guy, George Benson y Kenny Wayne Shepherd.
El genio de b.b. king: una sola nota basta
En una entrevista con Ultimate Guitar, Bonamassa fue retado a explicar qué hacía a B.B. King tan especial, dado que a menudo no se le consideraba un “virtuoso” en el sentido técnico del shredding.
Bonamassa rechazó rotundamente la premisa.
“Desafío la premisa de la pregunta. El virtuosismo viene en muchas formas y tamaños. Quiero decir, B.B. King es probablemente uno de los pocos guitarristas que con ‘una nota, es instantáneamente reconocible’.
“Nombra a alguien más de quien puedas decir ‘Ese es B.B. King’ con una sola nota. Clapton, tal vez, [pero] sería muy difícil”
La genialidad de King no radicaba en la exhibición superficial o el despliegue de notas sin fin. Aunque Bonamassa admite que King era “engañosa y sorpresivamente rápido, especialmente en esos primeros discos de los años 50”, su verdadero poder radicaba en la expresión, el vibrato inconfundible y, sobre todo, la capacidad de comunicar emociones profundas con el mínimo esfuerzo. Esta es la esencia del blues, donde el sentimiento siempre triunfa sobre la simple mecánica.
La filosofía de “menos es más”
La idea de la moderación y la economía musical es algo que Bonamassa ha estado promoviendo activamente. Recientemente, en una entrevista con Gibson, instó a los músicos a ejercitar la contención, especialmente en sesiones de jam o al tocar en grupo, y a hacer un uso inteligente del control de volumen.
“Dejen algo de espacio”, aconsejó Bonamassa. “Los días de esos duelos de Ralph Macchio y Steve Vai ya pasaron”.
Bonamassa aprendió esta lección de la manera difícil. Recuerda que el gran Leslie West (de Mountain) le dijo una vez que sería su guitarrista favorito si tan solo tocara la mitad de las notas que solía tocar. Este consejo, aparentemente crítico, fue en realidad un empujón hacia la madurez musical. Tocar menos no significa tocar peor; significa tocar de manera más significativa.
Cuando eric clapton se arrepiente de tocar mucho
La lucha contra el exceso de notas no es exclusiva de los músicos jóvenes que buscan impresionar. Incluso leyendas como Eric Clapton han admitido sentirse avergonzados por tocar demasiado. En una entrevista de 1986, Clapton, al criticar un intento de Eddie Van Halen de tocar blues en la pista «Blues Breaker», se sinceró sobre sus propios defectos:
“Siempre toco en exceso”, admitió Clapton. “Siempre que escucho cosas, siempre me decepciono. Quiero decir, odio escuchar casetes de shows. A veces escucho y pienso que podría haber tocado tres notas por cada 10. Simplemente reducirlo a la mitad y hacerlo más significativo. Pero es muy difícil”.
Este testimonio subraya una verdad universal en la música: la dificultad no reside en tocar rápido, sino en saber cuándo parar y qué decir con el espacio que dejas. Un guitarrista que domina el arte de la pausa es David Gilmour. Él siempre ha defendido que su enfoque melódico y lento se debe, en parte, a su incapacidad para alcanzar la velocidad de otros, una supuesta “debilidad” que convirtió en su mayor fortaleza al enfocarse en la melodía y el timbre.
Los tres reyes del blues
Bonamassa concluye que el virtuosismo reside en la capacidad de hacer una declaración musical poderosa. Cree que los Tres Reyes del Blues —B.B., Albert y Freddie— son los ejemplos perfectos de esta verdad.
“Para citar a Warren Haynes, Albert King es probablemente ‘el guitarrista de Inmaculada Concepción más grande de todos los tiempos’”, dice Bonamassa. “Nadie tocaba como él antes, y todos tocaron como él después. Realmente salió de la nada”.
Albert King revolucionó la técnica del blues con su enfoque zurdo único y sus bends masivos. Freddie King, por su parte, era más duro y directo. Bonamassa ve a B.B. King como el éxito comercial, el embajador del género, pero insiste en que es imposible elegir un favorito, ya que los tres son intrínsecamente diferentes, cada uno mostrando una forma distinta de virtuosismo genuino.
Bonamassa tiene una conexión personal y profunda con el blues, habiendo abierto para B.B. King cuando solo tenía 12 años. Recuerda la amabilidad y los consejos prácticos del maestro, incluyendo la recomendación de “vigilar tu dinero” y “asegurarte de que te paguen correctamente”. B.B. King no solo le enseñó sobre música, sino sobre cómo manejarse en la industria, ayudándole a escribir el manual de su exitosa carrera. Este legado, basado en la musicalidad sincera antes que en el espectáculo técnico, es el virtuosismo que Joe Bonamassa respeta y promueve.
Visto en: www.guitarplayer.com

