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John Mayer y la verdad oculta: ¿qué afecta más a tu técnica?

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En el vasto universo de la configuración de la guitarra, los músicos a menudo se centran obsesivamente en detalles técnicos que, aunque importantes, podrían estar eclipsando factores mucho más fundamentales para su técnica y comodidad. Uno de estos debates eternos gira en torno al radio del diapasón. Sin embargo, el legendario John Mayer ha puesto el dedo en la llaga, sugiriendo que hay una variable mucho más básica y controlable que tiene un impacto significativamente mayor: la altura de la correa.

En una reciente entrevista con Guitar World, Mayer reflexionó sobre la creación de su icónico modelo signature, la PRS Silver Sky. Admitió que, al inicio del proceso, “no entendía lo que significaba el radio del mástil” y simplemente se basó en la sensación de las guitarras que más amaba. Esas guitarras resultaron tener un radio de 7.25 pulgadas, una medida asociada a los instrumentos vintage de Fender.

La conclusión a la que llega Mayer es sorprendente para muchos puristas del equipo. Él argumenta que la diferencia que experimentamos entre un radio ligeramente más plano (como 9.5”) y uno más curvo (7.25”) es marginal en comparación con un ajuste simple de postura:

“Yo solo miré las guitarras que más amaba, y eran de 7.25 pulgadas… La diferencia entre 7.25” y 9.5” es menos significativa que tu correa estando una pulgada más alta o más baja. Lucharé con cualquiera por eso.”

Esta declaración obliga a la comunidad de músicos a reflexionar: ¿Hemos estado debatiendo decimales mientras ignoramos la base de nuestro propio rendimiento físico? La altura a la que tocamos, tanto de pie como sentados, afecta directamente la biomecánica de nuestro cuerpo y, por ende, la facilidad con la que podemos acceder a todo el diapasón.

El mito del radio del diapasón

Antes de profundizar en la defensa de Mayer, es crucial entender qué es exactamente el radio del diapasón. Este parámetro mide la curvatura de la superficie de contacto de los trastes. Un radio bajo (como 7.25”) indica una curva más pronunciada (más curvatura, típica de guitarras de los años 50 y 60), mientras que un radio alto (como 12” o más) significa que el mástil es más plano. Tradicionalmente, los radios bajos se consideran mejores para los acordes, ya que se ajustan mejor a la forma natural de la mano al pulsar. Los radios más planos son preferidos por muchos guitarristas modernos, especialmente aquellos que practican técnicas de bending extremo o shredding, ya que permiten una acción de cuerda más baja sin que estas se «ahoguen» al doblarse en los trastes superiores.

Mayer, sin embargo, desmantela la obsesión por estas diferencias matemáticas aludiendo a la complejidad inherente de cada instrumento.

“Cada guitarra es diferente y tiene unos 100 puntos de variación… La única forma de comparar verdaderamente los radios es construir dos copias molecularmente exactas de la misma guitarra con solo esa diferencia.”

Su argumento es que, a menos que el instrumento esté perfectamente configurado—con un ajuste del alma óptimo, altura de cuerdas precisa y, fundamentalmente, trastes nivelados—, el impacto real del radio pasa a un segundo plano. Si el set-up es correcto, él afirma que la capacidad de ejecutar bends o cualquier técnica no se ve limitada por un radio de 7.25” o 9.5”, refiriéndose a su propia Silver Sky.

Ergonomía y técnica: ¿por qué la altura importa tanto?

La postura, determinada en gran medida por la altura de la correa, es el principal factor ergonómico que afecta la comodidad y la técnica del guitarrista. Si la correa está demasiado baja (una práctica común por motivos estéticos, especialmente en géneros como el rock y el metal), el brazo debe extenderse demasiado y la muñeca izquierda suele inclinarse en exceso (dorsiflexión). Esta posición antinatural genera tensión innecesaria en los tendones del antebrazo y limita significativamente el alcance y la velocidad, haciendo que las posiciones difíciles en los trastes bajos o altos requieran mucho más esfuerzo muscular y sean una fuente potencial de lesiones a largo plazo.

Por el contrario, subir la correa acerca el mástil al cuerpo, permitiendo que la muñeca izquierda se mantenga más recta, lo que reduce la tensión y mejora la destreza general. Una altura más alta replica la posición de la guitarra clásica o la posición que se adopta al tocar sentado con el instrumento sobre la pierna izquierda, una postura reconocida universalmente por su eficiencia ergonómica y su capacidad para minimizar la tensión en la mano izquierda.

La altura óptima de la correa no es solo una cuestión de facilidad técnica, sino de salud a largo plazo. Al seguir la lógica de Mayer, enfocarse en la ergonomía básica —la interacción del cuerpo con el instrumento— produce ganancias de rendimiento mucho mayores que agonizar sobre un radio de diapasón que solo difiere en dos milímetros de curvatura. Además, es importante notar que los cambios de altura afectan la percepción de otros detalles. Una guitarra que se siente incómoda con la correa baja puede parecer increíblemente fácil de tocar si se eleva unos centímetros, simplemente porque el cuerpo está en una posición de menor estrés.

En un mundo donde la configuración digital y el equipo de alta gama a menudo acaparan la atención, la perspectiva de John Mayer es un recordatorio refrescante de que los fundamentos físicos y el ajuste básico del instrumento son siempre lo más importante. Y hablando de prioridades, Mayer también reveló recientemente que, aunque ha escrito suficientes canciones para un nuevo álbum, de momento ha decidido priorizar el descanso:

“He estado dando vueltas, haciendo música, haciendo giras, haciendo música, haciendo giras… tiene sentido en esta etapa de mi vida tomar un respiro.”

Parece que, ya sea ajustando la altura de la correa o planificando una carrera musical, Mayer siempre aboga por una filosofía centrada en lo fundamental y la comodidad a largo plazo.

Visto en: www.guitar.com

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