Saltar al contenido

Ritchie Blackmore revela el síndrome del impostor de Jeff Beck

  • por

Pocos músicos han dejado una huella tan indeleble en el mundo del rock como Jeff Beck. El icónico guitarrista, que brilló en The Yardbirds y forjó una carrera solista sin parangón, era el tipo de artista al que incluso otras leyendas admiraban; era, en esencia, el héroe de los héroes de la guitarra. Su influencia persiste de manera colosal, y la asombrosa venta de su Les Paul “Oxblood” de 1954 por 1,33 millones de dólares a principios de este año es una prueba tangible de la profundidad de su legado.

Sin embargo, a pesar de este estatus cuasi divino, Jeff Beck no siempre se veía a sí mismo de esa manera. Según su amigo y también leyenda de Deep Purple, Ritchie Blackmore, el difunto guitarrista a menudo era ciego a su propia genialidad.

La conexión de dos leyendas

En una reciente entrevista con Rock Of Nations With Dave Kinchen And Shane McEachern, Blackmore se sinceró sobre su viejo amigo, compartiendo detalles de su historia compartida y recordando tanto el brillo incuestionable de Beck como su silenciosa lucha contra el síndrome del impostor.

“Jeff era un gran guitarrista. Fue un golpe muy duro, su partida”, comentó Blackmore, aludiendo al repentino fallecimiento de Beck en enero de 2023 a los 78 años, debido a una meningitis bacteriana. La sorpresa de Blackmore fue aún mayor dada la vida saludable de Beck: “Quiero decir, él era vegetariano y no consumía drogas particularmente ni nada. Me impactó mucho oír que muriera de esa manera. Fue terrible.”

El camino de ambos guitarristas se cruzó por primera vez a mediados de los años 60, cuando ambos trabajaban intensamente como músicos de sesión. Su colaboración incluso los llevó a aparecer juntos en una pista producida por Jimmy Page, quien poco después se convertiría en el fundador de Led Zeppelin. Blackmore siempre hizo un esfuerzo consciente por ver a Beck tocar en vivo siempre que tenía la oportunidad, fascinado por su singularidad.

“Tenía una forma de tocar muy especial. Era tan diferente a cualquiera,” explicó Blackmore. “Siempre solía ir a verlo tocar, porque me resultaba muy refrescante.”

El fantasma del síndrome del impostor

A pesar de toda la admiración que Beck inspiraba en sus pares y en el público global, Blackmore revela que el guitarrista rara vez estaba satisfecho con su propio trabajo. Esta autocrítica constante es un rasgo común del síndrome del impostor, donde el individuo es incapaz de internalizar sus logros, atribuyendo el éxito a la suerte o a engañar a los demás.

Blackmore recuerda claramente la humildad, o quizás la inseguridad, de su colega:

“Él siempre se menospreciaba. Yo le preguntaba: ‘¿Cómo va tu último disco, Jeff?’ Y él respondía: ‘Oh, es un montón de basura.’ Siempre decía eso sobre cualquier cosa que publicara. Siempre estaba buscando algo que no podía encontrar.”

Es profundamente irónico que uno de los arquitectos del sonido de la guitarra moderna, cuya Les Paul Oxblood —una pieza legendaria que definió su sonido y estilo— se vendiera por una cifra astronómica, sintiera que su arte era «basura». La subasta de Christie’s, que tuvo lugar a principios de 2024, no solo incluyó esta icónica Les Paul, sino un archivo personal de más de 130 guitarras, amplificadores y equipos que en total recaudaron casi 9 millones de libras. Esta masiva demanda de su equipo subraya la magnitud de su genio, un genio que él mismo no lograba apreciar plenamente.

El legado inigualable de un maestro

La razón por la que Beck era tan «refrescante» y diferente, como lo describió Blackmore, radicaba en su técnica revolucionaria. Jeff Beck es famoso por haber abandonado el uso de la púa (pick) en gran parte de su carrera. En su lugar, desarrolló un dominio magistral del fingerstyle (tocar con los dedos) combinado con el uso intensivo del vibrato y la palanca de trémolo (whammy bar).

Al tocar directamente con sus dedos, Beck podía lograr una articulación y una dinámica que una púa simplemente no podía ofrecer. Esta aproximación le permitía moldear el sonido casi como si fuera un instrumento de viento o una voz humana, moviéndose entre texturas suaves y explosiones controladas de retroalimentación y sustain. Su habilidad para «hablar» a través de la guitarra, imitando gemidos o risas, es lo que lo separó de sus contemporáneos.

Como recordó Hans Zimmer en otra ocasión, incluso la decisión de no usar púa fue parte de su búsqueda constante de la perfección y la diferencia. Beck buscaba constantemente ir más allá de los límites convencionales del instrumento, una búsqueda que, según Blackmore, nunca se sintió completada.

La influencia de Jeff Beck se extiende a través de múltiples géneros, desde el blues-rock de sus inicios con The Yardbirds, pasando por el jazz fusión experimental y el rock instrumental. Su legado es un recordatorio de que la verdadera maestría a menudo reside en la insatisfacción artística. A pesar de que la venta de su Les Paul a más de un millón de dólares y la admiración de figuras como Ritchie Blackmore y Jimmy Page lo confirman como un titán, sus luchas internas con su propio valor humano y artístico lo acercan a nosotros, demostrando que incluso los «héroes de los héroes» enfrentan sus demonios. Su música, sin embargo, sigue siendo un testimonio eterno de su incomparable brillo.

Visto en: www.guitar.com

Logo web
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.