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El lado oscuro de sweet child o’ mine según slash

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Es bien sabido en el mundo de la música que, para muchos artistas, sus mayores éxitos terminan convirtiéndose en una carga. Son las canciones que el público exige en cada concierto, obligándolos a revivir una y otra vez creaciones que, con el tiempo, pueden resultar repetitivas o incluso irritantes. Un ejemplo notorio es Robert Plant, quien llegó a afirmar que le saldrían “urticaria” si tuviera que cantar Stairway To Heaven en cada presentación.

Sin embargo, el guitarrista de Guns N’ Roses, Slash, presenta un caso ligeramente distinto. En una entrevista con Guitar World, confesó que su aversión a uno de los himnos más grandes del rock, Sweet Child O’ Mine, existía incluso antes de que la canción se convirtiera en un éxito mundial.

Cuando una balada era una traición

Antes de la composición de Sweet Child O’ Mine, Slash tenía una visión muy clara de lo que Guns N’ Roses debería ser. Para él, la banda debía ser un grupo de hard rock puro, del tipo «Motörhead». Esta referencia no es casual: Motorhead representaba la crudeza, la velocidad y la falta de concesiones comerciales. Por lo tanto, la idea de incluir una balada melódica en el álbum debut, Appetite for Destruction (1987), iba totalmente en contra de su ética musical.

El álbum, a pesar de ser una obra maestra del rock, tuvo un arranque comercial lento. Fue solo hasta que Geffen Records, el sello discográfico, comenzó a promocionar activamente Sweet Child O’ Mine en MTV que la banda despegó de manera estratosférica. La canción, impulsada por un riff introductorio hipnótico y el icónico solo de Slash, se convirtió en el único sencillo número uno de la banda en EE. UU. en 1988.

A pesar de su inicial rechazo, Slash admite que esta balada fue instrumental para catapultar a GNR a la fama global. Appetite for Destruction pasó de ser un álbum de culto a un fenómeno multiplatino. Es un recordatorio fascinante de cómo la visión artística de un músico puede chocar con la realidad del éxito comercial.

El desafío de tocar borracho el solo más famoso

Parte del desagrado inicial de Slash por la canción podría radicar también en la complejidad y la presión que conlleva ejecutar el famoso solo, especialmente en vivo. Slash siempre ha sido conocido por su estilo visceral y, a menudo, por sus excesos detrás del escenario. Recordando una actuación, menciona el pánico al darse cuenta de lo que se avecinaba:

“Lo tocamos una vez abriendo para Ted Nugent, y cuando llegó el momento de tocar la canción, pensé: ‘Oh, joder’. Y, por supuesto, tenía que recordar cómo tocar el riff con precisión yo solo frente a todos, cada vez”.

Tocar un solo tan técnico y memorable, que define una era, requiere una concentración absoluta. Para alguien que, en ese momento, estaba luchando contra la adicción y a menudo tocaba bajo la influencia, la exigencia técnica de Sweet Child O’ Mine se convertía en un obstáculo. El solo, escrito en Mi bemol menor, requiere velocidad, precisión en los bends y un control tonal excepcional, algo que no siempre es fácil mantener en las condiciones caóticas de un espectáculo de rock en gira.

Con el paso del tiempo y una trayectoria sobria, Slash ha adoptado una postura más neutral. Hoy en día, acepta la realidad de su estatus: “Se ha convertido en una de las grandes canciones fundamentales del setlist. Así es como es”.

El arte de la improvisación y el flujo de conciencia

Las confesiones de Slash sobre sus composiciones ofrecen una visión reveladora de su proceso creativo. Contrario a la imagen de un compositor meticuloso que planea cada nota, Slash encuentra que la mayoría de sus solos nacen de un flujo de conciencia, de la espontaneidad del momento en que se escribe la canción.

“Todos los solos fueron muy espontáneos y al momento en que se escribía la canción. Averiguas cuáles serán los cambios de acordes y luego simplemente haces lo que sientes”.

Este enfoque explica cómo surgió el icónico riff de Sweet Child O’ Mine. Fue simplemente un ejercicio con el que estaba jugando, sin intención de que se convirtiera en una canción de éxito: “Fue solo un riff que se me ocurrió y no sabía qué iba a hacer con él. Realmente no estaba pensando en ello en ese momento, pero inspiró toda la canción”.

Este método de composición espontánea se repite en otros clásicos. El solo de la épica balada de 1991, November Rain, también surgió de la misma manera. A pesar de que la estructura final del solo suene perfectamente organizada y cinematográfica, fue una creación instantánea. Este enfoque orgánico es lo que, según muchos críticos, le da a su trabajo una sensación de autenticidad y emoción cruda, en lugar de la perfección clínica que a veces se asocia con el rock de estadio.

La tensión entre el rock ‘n’ roll puro y el éxito comercial

La resistencia de Slash a lo que consideraba ‘demasiado pulido’ o ‘demasiado elaborado’ no se detuvo en las canciones. En 2022, el guitarrista recordó para Yahoo su incomodidad con el concepto detrás del videoclip de November Rain.

El video, famoso por su ambientación de boda de alto presupuesto y sus efectos visuales dramáticos (incluido el infame salto de Slash en la iglesia), fue un gran paso hacia la producción de videos musicales estilo Hollywood, algo que iba en contra de sus valores como “un tipo de rock despojado”.

Aunque como guitarrista diplomático que es, admite que “quedó bastante impresionante”, su instinto siempre fue el de priorizar la música pura por encima de las extravagancias visuales o las baladas comerciales. Al final del día, su visión se centra en la calidad inherente de la música, como lo demostró con November Rain, de la cual “siempre supo que era una canción realmente genial”. Este equilibrio constante entre el ideal del rock puro y la realidad de la fama masiva es, en última instancia, lo que define la carrera legendaria de Slash y Guns N’ Roses.

Visto en: www.guitar.com

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