En el universo de la guitarra eléctrica, existe una constante tensión entre la técnica vertiginosa (el famoso shredding) y la expresión melódica. David Gilmour, la leyenda de Pink Floyd, siempre ha sido un abanderado de esta última, demostrando que no es necesario tocar a mil notas por minuto para dejar una huella imborrable en la historia de la música. En una reciente conversación con NPR, Gilmour ha reiterado por qué la velocidad en el diapasón nunca ha sido su objetivo.
“No soy tan rápido en la guitarra, pero no quiero serlo,” declaró Gilmour. “Incluso si pudiera, [mi estilo] es lo que amo. Es a lo que he dedicado toda mi vida.”
La búsqueda de la emoción pura
Gilmour insiste en que su proceso creativo no es un ejercicio intelectual o técnico, sino una búsqueda visceral. Cuando le preguntan por qué prefiere un estilo más lento, el músico británico afirma que es algo en lo que “realmente no piensa” de forma premeditada. Su enfoque está siempre centrado en el sentimiento.
“No pre-pienso las cosas muy a menudo. No estoy tratando de descifrar qué sería nuevo y emocionante o diferente. Solo estoy buscando una emoción, en el momento,” explica. Este método es evidente en sus solos más icónicos, como los de “Comfortably Numb” o “Shine On You Crazy Diamond”, donde cada nota se estira y se sostiene para maximizar el impacto emocional en lugar de la destreza.
Esta filosofía no es nueva. Ya en noviembre del año pasado, Gilmour había compartido una idea similar en una entrevista con el popular YouTuber Rick Beato, donde confesó que luchaba por encontrar inspiración cuando el ritmo subía. “No fui dotado con una enorme velocidad en la guitarra,” admitió. “Hubo años cuando era más joven en los que pensé que podría conseguirla si practicaba lo suficiente. Pero simplemente nunca iba a suceder.”
¿Melodía versus velocidad? Una vieja polémica
La década de 1980 popularizó a los virtuosos, guitarristas como Yngwie Malmsteen o Steve Vai, quienes convirtieron el shredding en un arte. Sin embargo, muchos músicos veteranos y el público en general se preguntaron si esta explosión técnica se había dado a expensas de la musicalidad. Gilmour se erige como la antítesis de esta escuela, demostrando que la moderación y la elección tonal pueden ser mucho más poderosas.
Su enfoque, caracterizado por el uso magistral del bend, el vibrato y una cuidadosa selección de efectos (en particular el compresor y el delay), crea paisajes sonoros que son inmediatamente reconocibles. El solo en “Time” (del álbum The Dark Side of the Moon) es un ejemplo perfecto: un crescendo de notas lentas, espaciadas y perfectamente calibradas que narran una historia por sí mismas.
Para muchos críticos, la lección que imparte Gilmour es que la habilidad técnica debe estar al servicio de la canción y no al revés. Esta opinión es sorprendentemente compartida por otra leyenda que, irónicamente, se hizo famoso por su rapidez: Eddie Van Halen.
La fatiga del virtuoso: el testimonio de eddie van halen
El texto original señala que, en sus últimos años, incluso Eddie Van Halen, uno de los guitarristas más influyentes y rápidos de la historia, expresó su cansancio con el toque ultrarrápido. En una entrevista de 1991 con el periodista de Guitar Player, Jas Obrecht, Van Halen se mostró escéptico ante la tiranía de la velocidad.
“Claro, eso está bien cuando eres joven… tocar tan rápido como puedas realmente no tiene mucho valor para mí ahora,” dijo Van Halen. El icono de Van Halen llegó a la conclusión de que la rapidez a menudo se convierte en un impulso del “ego” que distrae del propósito central de la pieza musical.
“Para mí, un solo es para destacar la canción, no para presumir,” concluyó Eddie Van Halen. Esta convergencia de opinión entre dos estilos de tocar tan dispares (el emotivo blues-rock de Gilmour y el hard rock virtuosístico de Van Halen) subraya un principio universal en la música: la conexión emocional prevalece sobre la mera técnica.
Proyectos futuros de gilmour y pink floyd
Mientras mantiene viva su filosofía de tocar, Gilmour sigue activo en el panorama musical. Está próximo a lanzar un álbum en vivo, The Luck and Strange Concerts, programado para el 17 de octubre, que incluirá versiones en directo de canciones de su disco en solitario de 2024, Luck and Strange.
Además, los seguidores de Pink Floyd tienen un motivo adicional para celebrar. Gilmour está preparando material inédito como parte de la conmemoración del 50º aniversario del álbum de 1975, Wish You Were Here. Se espera una caja de lujo para diciembre que incluirá una abundancia de demos y grabaciones en directo de aquella época, reafirmando la atemporalidad de un músico que nunca necesitó correr para llegar a la cima.
Visto en: www.guitar.com