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La épica nevada de 1995: Van Halen bajo cero en Denver

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La historia del rock está llena de conciertos legendarios, pero pocos son tan inverosímiles como el que Van Halen ofreció en Denver, Colorado, en 1995. Durante la gira de su décimo álbum de estudio, Balance —que curiosamente sería el quinto y último disco con Sammy Hagar como vocalista principal—, la banda se enfrentó a una tormenta de nieve inesperada que convirtió el recinto en un paisaje polar.

Recientemente, el vocalista Sammy Hagar y el bajista Michael Anthony, ambos exmiembros de Van Halen, recordaron aquella hazaña. El evento tuvo lugar el 20 de septiembre en el Fiddler’s Green Amphitheatre, una fecha que debería haber sido otoñal pero que se vio asaltada por una ola de frío inusual y brutal.

A pesar de que cayeron más de veinte centímetros de nieve ese día, derribando líneas eléctricas y causando estragos en la región, la banda se negó rotundamente a cancelar. La imagen era tan surrealista que Hagar la recordó con humor, comparando al público con una masa de estatuas de nieve.

«Parecía que estábamos tocando para 18.000 muñecos de nieve», dijo Hagar sobre la audiencia que valientemente permaneció en sus asientos.

El show debe continuar: Guantes y calentadores en escena

Si bien la audiencia se abrigó con todo lo que pudo, para los músicos, la temperatura gélida supuso un reto técnico enorme. El frío extremo no solo dificultaba la movilidad y el estado de ánimo, sino que también afectaba la afinación y el rendimiento de los instrumentos. El metal del hardware de las guitarras se enfriaba tanto que el contacto era doloroso.

La leyenda Eddie Van Halen, conocido por su dedicación inquebrantable a su arte, demostró su compromiso de una manera memorable. Para mantener un mínimo de destreza mientras protegía sus manos del frío paralizante, tuvo que improvisar. Hagar reveló que Eddie tomó medidas desesperadas para poder ejecutar su magistral setlist de 21 canciones.

«Eddie terminó tocando la mitad del show con guantes con las puntas de los dedos cortadas, si es que puedes imaginarlo», explicó Hagar. Además de los guantes modificados, el escenario se llenó de calentadores gigantes, una medida que raramente se ve en un espectáculo de rock de esa magnitud. La banda hizo todo lo posible, reconociendo que fue “la cosa más loca de la historia”.

Michael Anthony, el bajista, recordó que, sorprendentemente, el público no parecía estar tan afectado. «El lugar estaba abarrotado y todos parecían un bastoncillo de algodón», bromeó Anthony. «¡Para el público no fue gran cosa!»

La anécdota de “Poundcake” y el taladro

Uno de los temas interpretados esa noche, en medio del remolino de nieve, fue «Poundcake». Esta canción, lanzada cuatro años antes en el álbum For Unlawful Carnal Knowledge, es famosa por su introducción única y su solo, ya que Eddie Van Halen utilizó un taladro eléctrico Makita 6012HD. La idea surgió cuando escuchó a un técnico usarlo en el estudio y le encantó su calidad similar a la de un motor.

«Poundcake» fue la penúltima canción de esa épica noche. La persistencia de la banda ante la adversidad fue un mensaje claro para sus 18.000 fans. Hagar recordó la conversación previa con el promotor y el management:

«El promotor y nuestro management nos preguntaron si queríamos cancelar el espectáculo. Dijimos: ‘¡Maldita sea que no, hombre!’ Si ustedes pueden hacerlo, nosotros podemos hacerlo».

La compleja era post-balance y el legado de Van Halen

Curiosamente, este concierto en Denver se produjo en una época de tensión interna que pronto culminaría. Al año siguiente, las diferencias entre Hagar y Eddie Van Halen llegaron a un punto de ruptura, resultando en la salida de Hagar del grupo. Aunque el vocalista original, David Lee Roth, regresó brevemente, la banda pronto se asoció con Gary Cherone, el vocalista de Extreme, para el álbum Van Halen III.

La era Cherone, aunque corta, ofreció una dinámica de composición diferente. El propio Cherone ha reflexionado sobre su tiempo con la banda, señalando que su método de trabajo era único para Eddie.

«En lo que respecta a Eddie, creo que nuestra asociación de composición fue diferente a la de los otros muchachos, en el sentido de que yo le mostraba una letra. Era la primera vez que él escribía música a partir de una letra», comentó Cherone en una entrevista reciente.

En los últimos años, con Eddie Van Halen ya fallecido, los exmiembros han seguido compartiendo anécdotas y manteniendo vivo su legado. Sammy Hagar, por ejemplo, ha sido muy abierto sobre su relación con Eddie, incluso afirmando que su presencia en el grupo hizo que EVH fuera un mejor compositor, ya que le impuso menos limitaciones que las de la era de Roth.

Además, Hagar ha continuado en el foco mediático al lanzar una canción que, según él, escribió con Eddie Van Halen en un sueño. Mientras tanto, el hijo de Eddie, Wolfgang Van Halen, se ha dedicado a honrar la memoria de su padre, tocando su icónica guitarra Frankenstein Strat, un instrumento que recientemente fue tema de un documental sobre la pasión de Eddie por modificar su equipo. La historia del rock nos enseña que, ya sea con tormentas de nieve, guantes cortados o cambios constantes de vocalista, el espíritu de Van Halen siempre encontró la manera de sonar alto y claro. El concierto de Denver en 1995 es, sin duda, una prueba de fuego de esa determinación, demostrando el famoso dicho: show must go on.

Visto en: www.guitarplayer.com

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