Vinnie Vincent, conocido por su breve pero impactante paso como guitarrista de Kiss a principios de los 80, ha vuelto a generar revuelo. Pero esta vez, el debate no gira en torno a su talento ni a su personaje de ‘Ankh Warrior’, sino al coste de su nueva música. Vincent anunció recientemente que su nuevo sencillo, «Ride the Serpent» (el primer adelanto de su álbum Judgement Day Guitarmageddon), se venderá exclusivamente como un CD single limitado a 1.000 unidades, con un precio de nada menos que 200 dólares por pieza.
La condición es clara y poco convencional: los discos solo se enviarán si las 1.000 unidades son vendidas en su totalidad, un mecanismo que, según Vincent, busca prevenir la piratería prematura. Como era de esperar, esta estrategia de precios estratosféricos ha provocado un incendio en las redes sociales, al que Vincent respondió con la ferocidad de un león defendiendo su territorio, arremetiendo duramente contra sus críticos.
¿Quién es Vinnie Vincent y por qué su regreso es importante?
Para entender la magnitud de esta controversia, es crucial recordar quién es Vinnie Vincent. Después de reemplazar a Ace Frehley, Vincent coescribió y grabó material clave para los álbumes Creatures of the Night (1982) y Lick It Up (1983). Sin embargo, su relación con Gene Simmons y Paul Stanley estuvo marcada por disputas contractuales y personales que llevaron a su abrupta salida. Tras un periodo en la banda Vinnie Vincent Invasion, el músico se retiró en gran medida del ojo público, manteniendo un perfil extremadamente bajo durante décadas.
Su reaparición en los últimos años ha sido intermitente y siempre polémica. Por ello, el anuncio de nueva música, después de una gestación de décadas, era un evento largamente esperado por sus fans más devotos. No obstante, esa emoción se ha visto eclipsada por el debate sobre si 200 dólares es un precio justo por un solo single en formato CD.
La voz de los fans: ¿arte o lujo inalcanzable?
La crítica principal que recibió Vincent provino de fans que, aunque admiraban su trabajo, señalaron que el precio era insostenible en el contexto económico actual. Un seguidor expresó su preocupación en Facebook, lamentando que el coste fuera a disuadir a muchos de disfrutar de su arte:
«Me temo, sin embargo, que este precio disuadirá a la gente de disfrutar verdaderamente de tu hermoso arte en esta horrible economía, especialmente si va a ser así para cada sencillo […] Esperaba que tu nueva música se lanzara en su totalidad, por un precio minorista estándar justo de la industria de 18,99 (más o menos).»
El fan también hizo referencia a las dificultades financieras cotidianas, como pagar las facturas de servicios y la gasolina, sugiriendo que el precio de Vincent era demasiado elevado para el consumidor promedio.
La defensa de Vinnie Vincent: caviar y arte
Vincent no se inmutó. En una larga y enérgica refutación dirigida a sus críticos, comparó su música con bienes de lujo, utilizando una retórica agresiva.
«En primer lugar, considere la analogía con el caviar o el arte fino», escribió. «No todo el mundo puede permitírselo. Así de simple.»
El músico rechazó con vehemencia la sugerencia de que el alto precio estuviera diseñado para aliviar sus problemas económicos personales, calificando dicho comentario de «insulto». Su argumento central se basa en la autonomía del artista en la era moderna, donde las reglas del «precio justo de mercado» ya no aplican.
«¿Precio justo de mercado? Lol. Eso fue ayer. Bienvenidos a la nueva agenda. Los artistas pueden y establecerán sus propios estándares y reglas para el precio de compra de su arte, cuando se hayan hartado de que les roben», sentenció Vincent.
Un páramo ‘Mad Max’ para los artistas independientes
Vincent articuló su frustración con el panorama musical actual, describiéndolo como un «páramo ‘Mad Max’ de supervivencia» para los artistas independientes. Según él, estos músicos son víctimas de robos masivos y se ven obligados a «mendigar» por likes y suscripciones de parte de una audiencia que espera el trabajo gratis o por casi nada.
La crítica más dura la reservó para quienes se quejan de los 200 dólares, pero que, paradójicamente, no tienen problemas en pagar sumas elevadas por objetos de coleccionista triviales o inusuales:
«Sin embargo, estos son los mismos que no tienen problemas en pagarle a alguien 500 dólares por un ladrillo de una casa que demolió o 1.000 dólares por un par de calcetines usados y sudados. ¡Pero ustedes, ‘babies’, lloran y se quejan como malditos niños cuando VV vende algo a un precio que no les gusta. ¡Maduren a la mierda!»
Para Vincent, el alto precio actúa como un escudo contra la piratería y el mercado negro. Su mensaje final para los críticos fue contundente: «Mi música no es para ti. De hecho, te recomiendo que te quedes con tus discos de Kiss. Porque ahí es donde perteneces.»
El debate de Vincent pone sobre la mesa un dilema moderno: ¿cuánto vale la exclusividad y el arte de un músico legendario en un mundo dominado por el streaming? Aunque los 200 dólares suenan excesivos para un CD, en el ámbito del coleccionismo de nicho y los productos ultra-limitados, esta estrategia puede ser vista como una forma de maximizar los ingresos del artista sin depender de sellos discográficos, reafirmando que, para Vinnie Vincent, su obra es un «el mejor fármaco de diseño del mercado: un subidón interminable de fuego puro corriendo por tus venas».
Visto en: ultimateclassicrock.com

