Steve Morse, conocido por ser el guitarrista con más años de servicio de Deep Purple, ha sido muy claro sobre su futuro y, especialmente, sobre la imposibilidad de una reunión con la legendaria banda de rock. Tras su salida oficial en 2022 para dedicarse al cuidado de su difunta esposa, Janine, el músico ha ofrecido una perspectiva honesta sobre las dinámicas internas de la formación que lideró musicalmente durante casi tres décadas.
Morse, quien se unió a Deep Purple en 1994 tras la segunda y definitiva marcha de Ritchie Blackmore, no solo ocupó unos zapatos imposibles de llenar, sino que redefinió el sonido de la banda durante 28 años, contribuyendo a ocho álbumes de estudio, desde Purpendicular (1996) hasta Whoosh! (2020).
La verdad detrás de la no-reunión
En una entrevista reciente con Guitar Interactive, a Morse se le preguntó directamente si consideraría volver para espectáculos puntuales. Su respuesta fue contundente y reveladora, poniendo en evidencia las diferencias creativas que existían y que, aparentemente, persisten dentro del grupo.
“Creo que si la banda se sintiera diferente, yo me sentiría diferente”, comentó Morse, según Blabbermouth. Y profundizó en el núcleo del problema, sugiriendo que su estilo progresivo y técnicamente complejo chocaba con la visión más simple y arraigada al blues rock que algunos miembros deseaban abrazar.
“Pero creo que hay un par de tipos en la banda que estaban realmente contentos de que me fuera, porque de alguna manera estaban volviendo a sus raíces y querían ser solo una banda de rock, y ‘no me des nada de esa porquería elegante’. Y cuando me miras como compositor, definitivamente te doy esa porquería elegante. No puedo evitarlo. [Risas]”.
Esta declaración encapsula la división estética que a menudo se da en bandas con trayectorias tan largas. Deep Purple, en su encarnación original y más clásica, se definió por el hard rock bluesy de álbumes seminales como Machine Head y In Rock. Aunque Morse aportó vitalidad y modernidad, su inclinación por la complejidad armónica y rítmica (heredada de su trabajo en bandas como Dixie Dregs) lo alejaba de la simplicidad estructural que buscaban, muy probablemente, miembros fundadores como Ian Gillan y Roger Glover en esta etapa tardía de su carrera.
Para Morse, esta diferencia hace que cualquier reunión sea inviable y contraproducente para ambas partes.
“Así que creo que la banda es más feliz tal como está, y sería una especie de paso atrás para ellos querer hacer algo así… De todos modos, están más felices y mejor. Y creo que yo también”.
El legado imposible de ritchie blackmore
La salida de Morse marcó el fin de una era increíblemente estable para Deep Purple. Es importante recordar el contexto histórico: Steve Morse llegó como el tercer guitarrista permanente, sucediendo a una figura totémica del rock como Ritchie Blackmore. Blackmore no solo fue un miembro fundador, sino el principal arquitecto del sonido épico de la banda y responsable de riffs eternos como el de Smoke on the Water.
Reemplazar a un genio impredecible y temperamental como Blackmore fue una tarea que la mayoría de los músicos habrían rechazado. Pero Morse, con su enfoque técnico y su actitud profesional, logró lo que parecía imposible: inyectar nueva vida al grupo. La crítica musical de finales de los noventa a menudo alabó la energía y cohesión que Morse aportó, demostrando que Deep Purple podía seguir siendo relevante sin su miembro más icónico. Su álbum debut con la banda, Purpendicular (1996), fue visto como un renacimiento creativo, mezclando el hard rock clásico con toques de complejidad técnica.
Hostilidad en el escenario y los fans más puristas
A pesar de ganarse a la mayoría de los seguidores y a los críticos, Morse nunca obtuvo la aceptación universal. Su experiencia inicial en los escenarios de Deep Purple estuvo marcada por una hostilidad incomprensible por parte de los fans más puristas, aquellos que no podían aceptar a nadie más que a Blackmore.
Hablando con la revista Prog sobre ese período, Morse admitió la dificultad de la situación: “Para la aceptación de un porcentaje de ellos, se necesitó el primer álbum y nuestra primera gira. ¡Pero nunca me gané a todo el público. No se puede!”.
Desafortunadamente, esa hostilidad no siempre fue verbal o crítica. En ocasiones, escaló a la violencia física en los conciertos, un recordatorio sombrío de la intensidad del fanatismo.
“Claro que sucedió en forma de cosas que pasaban zumbando por mi cara”, recordó Morse. Lo más impactante, sin embargo, fue un incidente que afectó al legendario teclista Jon Lord, ya fallecido, quien siempre defendió la incorporación de Morse:
“Una de las botellas en una ocasión golpeó a Jon [Lord] justo en la cabeza, casi lo deja fuera de combate.”
Este recuerdo subraya el fanatismo extremo que a veces rodea a las bandas históricas, donde el cambio es visto como una traición. Es un testimonio de la resiliencia de Morse que continuara en el puesto a pesar de estas agresiones, manteniendo viva la llama de Deep Purple durante casi tres décadas. Hoy, alejado de las giras, Morse sigue activo en sus proyectos personales, incluyendo su banda Flying Colors y una renovada actividad con Dixie Dregs, confirmando que, mientras Deep Purple vuelve a sus raíces, él continúa explorando esa “porquería elegante” que tanto lo caracteriza.
Visto en: www.guitar.com

