Para muchos músicos, la improvisación es el Everest de la técnica. Se cree que dominar el solo espontáneo exige una comprensión enciclopédica del diapasón, la teoría musical avanzada y las escalas menos comunes. Sin embargo, Steve Howe, el legendario guitarrista de las bandas pilares del rock progresivo, Yes y Asia, desafía esta creencia. Según Howe, la clave no reside en la complejidad, sino en una comprensión básica y visceral de la pieza musical.
En una reciente entrevista con Uncut, el guitarrista de Yes reveló que su método autodidacta fue fundamental para definir su aproximación al instrumento. A pesar de haber diseñado material “maravillosamente complicado” a lo largo de su carrera, Howe sostiene que todo lo que un músico necesita para empezar a improvisar es simplemente “un poco del argumento”.
El poder de la intuición sobre la teoría formal
Steve Howe, a diferencia de muchos virtuosos de su generación, nunca se basó en la lectura de partituras ni en un estudio académico riguroso. Su camino fue guiado por el oído y la sensibilidad tonal, un enfoque que lo ha mantenido alejado de las barreras mentales que a menudo impone la teoría musical excesiva.
Howe explica que su proceso se basa en la escucha activa y la traducción inmediata de la música a los dedos. No se trata de procesar información teórica compleja, sino de reconocer la tonalidad y fluir con ella.
“Mi capacidad cerebral cuando era joven se trataba de escuchar, y no de tocar mientras miras un trozo de papel. Entra por mi cabeza, y pongo mis dedos en los trastes, y si puedo reconocer la tonalidad, estoy en la zona.”
Esta mentalidad subraya la diferencia entre tocar notas correctas y tocar música significativa. Para Howe, la improvisación se beneficia de la simplicidad y la conexión emocional con el tema central de la canción. Es por ello que, incluso en los solos más complejos de Yes, como los de “Close to the Edge” o “And You and I”, siempre existe una base melódica que conecta la complejidad con la narrativa de la canción.
Descifrando “el argumento”
¿A qué se refiere exactamente Howe con “el argumento” o “the plot”? No se trata de la estructura armónica completa, sino de las ideas melódicas centrales y los ganchos que definen la identidad emocional de una pieza. En lugar de limitarse a una escala, el músico debe centrarse en tejer su solo alrededor del núcleo melódico ya establecido.
Esta aproximación no significa que el trabajo de composición sea sencillo. Anteriormente, Howe ha compartido que a menudo pasa largos periodos “a tientas” (fumbling around), buscando desarrollar una idea hasta que se convierte en una canción. La clave es que este proceso está impulsado por el corazón y la intuición, más que por cálculos mentales.
La carrera de Steve Howe con Yes lo obligó a convertirse en un maestro de la arquitectura sónica, construyendo solos que no solo exhibían velocidad, sino que contaban una historia. Su estilo se caracteriza por la fusión de géneros que van desde el jazz hasta la música clásica y el folk, todo ello integrado con una precisión rítmica inigualable, lo cual nos lleva a su segundo gran secreto: el ritmo.
La supremacía del ritmo
Para un guitarrista conocido por su capacidad melódica y técnica, la afirmación de Howe sobre la primacía del ritmo puede ser sorprendente. Sin embargo, en el contexto del rock progresivo, donde los compases irregulares y las polirritmias son la norma, el sentido del tiempo es, de hecho, el pilar fundamental.
Howe explica que las notas por sí solas carecen de significado si no están ancladas a un pulso sólido y expresivo. Su fanatismo por los beats es tan profundo que lo considera una cualidad familiar —dos de sus hijos, incluyendo al fallecido Virgil Howe, eran bateristas— y él mismo confiesa haber estado interesado en la percusión.
“Lo importante es que las notas son bastante insignificantes por sí solas, por lo que el ritmo es importante.”
Curiosamente, su conexión con el ritmo es puramente instintiva. Si bien la música progresiva suele medirse con precisión, Howe no se enfoca en las métricas formales como 5/4 o 7/8, sino en cómo se siente el compás.
“Siento los ritmos. La gente habla de compases, pero en realidad no puedo pensar si algo está en 5/4 o no; tengo que sentir cómo es cuando la parte está en 5/4.”
El solo a ciegas de “Siberian Khatru”
Un ejemplo perfecto de su enfoque instintivo se encuentra en la grabación del épico tema “Siberian Khatru”, incluido en el álbum de 1972, Close to the Edge. En aquel momento, Howe se encontraba bloqueado tratando de grabar el solo en el estudio.
Su solución fue radical: le pidió al productor Eddie Offord que apagara su amplificador en la sala de control. Al no poder escuchar el sonido inmediato de su propia guitarra, se vio obligado a depender completamente de la banda, el pulso y “el argumento” melódico de la canción.
“Así que, cuando lo apagamos, no podía escucharlo, e hice ese solo de la nada. Fue una perspectiva bastante diferente, porque normalmente me alimento de la guitarra que estoy escuchando, pero en cambio me estaba alimentando del tema [de la canción], y estaba tocando a su alrededor.”
Este experimento mental y físico demostró su teoría: el éxito de la improvisación no depende de la retroalimentación inmediata de lo que se toca, sino de la capacidad de tejer la propia expresión dentro del contexto global. Es una lección vital para cualquier músico: a veces, para ver el panorama completo, es necesario dejar de mirar de cerca el instrumento y empezar a escuchar la música en su totalidad. Esta es la filosofía que ha permitido a Steve Howe seguir siendo una figura monumental en el mundo del rock instrumental.
Visto en: www.guitarplayer.com

